miércoles, febrero 15, 2006

El canon que no es

A pesar del imposible precio de $144, leí casi entero el recientemente aparecido libro de Robert Dimery 1001 discos que hay que escuchar antes de morir gracias a que en Yenny se pueden leer los libros sin necesidad de comprarlos, derecho del que he abusado en muchas ocasiones. Agarré el libro desconfiado y convencido de que iba a ser una porquería parecida a las listas de la Rolling Stone, o sea, una lista hecha casi exclusivamente con discos nortemaricanos, todos los de los Beatles, un par de los Rolling Stones y como mucho uno de los Kinks o de The Who y absolutamente nada que sea extranjero (desde ese punto de vista) o que no sea claramente mainstream.

Para mi sorpresa este libro no se parecía en nada a eso. Por lo menos la mitad de los discos icluidos no esperaba que estuvieran y jamás habrían entrado en una lista de la Rolling Stone. Como los discos estaban en orden cronológico (comienza con uno de Sinatra y termina con Get Behind Me Satan) antes de dar vuelta cada página trataba de adelantarme sobradoramente al libro y pensaba "Seguro que ese disco no está". "Seguro que no hay nada de Suicide", y ahí estaba el primer disco. "Seguro que no hay nada de Throbbin Gristle" y encontraba el D.O.A.. "Seguro que no hay nada de Einsturzende Neubauten" y aparecía el Kollaps. Debería haberlo pensado cuando vi a Sid en la tapa.



Decepcionado por que el libro no fuera tan malo como pensaba tuve que aceptar que la lista estaba bastante bien hecha y me alegré de ver discos de Blue Cheer, Hawkwind, Lightning Bolt, Spacemen 3, Fela Kuti, Faust, Neu!, Can, King Crimson, Kraftwerk, The Residents, Pere Ubu, Butthole Surfers, Big Black, The Replacements. Todo esto no debería llamarme la atención pero recordaba la lista de la Rolling Stone de los 500 discos más grandes de la historia en la que ninguna de esas bandas había ni siquiera rasguñado un puesto 499. Me sorprendió ver que no se quedaban en los discos más básicos del punk y que estaba el Go Girl Crazy de los Dictators, el Rattus Norvegicus de los Stranglers, uno de los Germs que no me acuerdo cual era (supongo que (GI)), y todavía más raro, habían incluido a The Adverts y el Germ Free Teenagers de X-Ray Spex. Curiosamente, el hardcore también tenía su lugar y ahí estaban el Fresh Fuit for Rotten Vegetables de los Dead Kennedys, el Damaged de Black Flag, el Group Sex de Circle Jerks, Double Nickels on the Dime de los Minutemen, no me acuerdo cual de Husker Dü y, aunque no lo podía creer, el glorioso e ignorado Meat Puppets II. También sorprendían las reivindicaciones de discos como Meat is Murder, Goo, Dirty o Isn't Anything.

Por supuesto que nada es perfecto y faltaban cosas pero con esto ya alcanzaba. Era mucho mejor que la lista de la Rolling Stone, al menos para mí lo era. ¿Por qué sigo para mí? La cuestión no es que se incluye y que no, la cuestión es a qué canon se sigue. (Advertencia: acá es donde dejo de hablar del libro y empiezo a divagar y proponer teorías autoconvencido de su seriedad). Podría decir que hay por lo menos dos canones funcionando, uno amplio y uno estrecho. Este último es el de la Rolling Stone, el canon que podríamos definir como mainstream, pop o vulgar dependiendo de como se lo mire. Es el canon en el que los Beatles inventaron todo, el rock es exclusivamente estadounidense salvo por la invasión británica y no existe el ruido, la experimentación ni la electrónica. El otro, el amplio, es el canon del libro, el canon sofisticado, culto o snob, también dependiendo de quien lo diga. Es el canon donde The Velvet Underground ocupa el mismo lugar que los Beatles, la psicodelia empezó con los 13th Floor Elevators y no con el Sgt. Pepper, el kraut es tanto o más importante que cualquier música made in USA y el under norteamericano es palabra santa. Sin duda es mi canon y, aunque no puedo hablar por nadie, creo que es el de la mayoría de los que pueden leer esto.

No creo que hay mucho diálogo entre ambos canones ni que haga falta discutir cual es mejor, simplemente me interesaba llamar la atención sobre el hecho porque no fue sino hasta hace poco tiempo que pensé en esto.

Ahora, ¿para cuándo el libro de los 1001 que no vas a escuchar antes de morir? Resaltando el lado más extremo de ese canon amplio, los verdaderos clásicos ocultos de la historia del rock, la cara-b de la música pop (y no tanto). Porque, aún a pesar de su amplitud, el libro resulta estrecho en comparación con lo elástico del canon para los melómanos más fervorosos. Hablo de un libro con los clásicos que ni siquiera ahí entraron. Philosophy of the World de The Shaggs, Cacophony de Rudimentary Peni, música aún más extranjera con un poco de rock japonés y algún disco de The Bats (los Go-Betweens podrían haber entrado sin problema en el libro). Algo de noise como Whitehouse o Merzbow. Half Japanese, Beat Happening, Pussy Galore, GG Allin, un poco de No Wave. Todas esas bandas que jamás van a ser reconocidas de verdad pero que todos sabemos lo buenas que son. Y es que realmente hay un lado más extremo de este canon amplio y muchos consideramos a estos discos clásicos y aún muchos que sí podrían ser considerados como clásicos y que aparecen en el libro ocupan lugares todavía más importantes. Apostaría por ejemplo a que más de uno pondría el Double Nickel on the Dime no entre los 1001 discos que hay que escuchar sino entre los diez o veinte que hay que escuchar. Y también al Modern Dance, o 20 Jazz Funk Greats, o Trout Mask Replica, o cualquier otro.

Bueno, me cansé de divagar (y seguro que ustedes se van a cansar de leerlo) así que mejor termino. Prometo que voy a terminar para la próxima vez el post que estaba tratando de terminar. Posiblemente no vaya a ser mejor que los demás pero al menos no está improvisado.