martes, abril 11, 2006

Te lo estoy diciendo en canciones (VII): Ghost Rider

Aunque la historia diga que fueron las bandas inglesas las que introdujeron la política en el punk mientras que en New York cantaban sobre pavadas y todo eso no les importaba un carajo, sostengo que la verdadera política no estaba en The Clash ni en los Mekons, ni siquiera en Crass, sino que estaba en el punk neoyorkino.

Aunque las bandas del punk inglés (las que mencioné y alguna más, muchas otras no tenían nada que ver, busquen un tema político de The Damned) cantaran sobre temas políticos, las bandas neoyorkinas ponían la política donde va, en la forma. Todo acto es político, todo lo que uno hace es política, cada decisión es política. Lo político es privado, lo privado es político. Por lo tanto, tocar en una banda, hacer música también es un acto político en sí mismo y cantar sobre política es redundante. No sirve de nada tener un contenido revolucionario si la forma no lo es también. Ya lo decía Adorno, ya lo decían los del nouveau roman.

Pero dejemos esos divagues teóricos y vayamos a la música. El punk discutía la forma, sin dudas, se revelaba contra una generación anterior que había hecho un culto de la habilidad técnica y volvía a las raíces, era una democratización del rock, nuevamente todos podían tocar aunque no supieran hacerlo. Era el primer gran cambio paradigmático de la historia del rock, la revolución más grande dentro del género desde que había sido creado y aún no hubo una de igual importancia. Dentro de esas bandas había una (indudablemente outsider y punk solo por cuestiones espacio-temporales, hay que reconocerlo) que llevo eso al límite, Suicide.



El dúo formado por Alan Vega y Martin Rev no solo demostraba que se podía hacer rock sin saber tocar bien, sino que probaba que se podía hacerlo sin siquiera tener una banda. Como Genesis P-Orridge dijo alguna vez a una entrevista al diario The Guardian "Los punks decían que no hacía falta saber tocar, que alcanzaba con saber tres acordes y yo me preguntaba, ¿por qué tengo que saber tantos?". En el homónimo álbum debut hay dos temas que creo que son himnos políticos sin lugar a dudas. Uno es por supuesto "Frankie Teardrop", no hay mucho para decir de ese tema que no se haya dicho miles de veces así que no vale la pena explayarse sobre la historia del pobre Frankie. El otro, menos obvio, es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, "Ghost Rider".

Ghost rider motorcyle hero
Baby baby baby baby he's a blazin' away
Like the star star stars in the universe.

Ghost rider motorcyle hero
Baby baby baby baby he's a blazin' the truth
Ghost rider motorcyle hero
Baby baby baby baby he's a lookin' so cute
Sneakin round round round in a blue jumpsuit

Baby baby baby baby he's a screamin' the truth
America America is killing its youth.


En su mayoría la gente asociada a la escena punk newyorker eran jóvenes o seguían siéndolo más allá de la edad. El punk es un fenómeno joven, una exhaltación de la juventud. Y por eso es que esta canción es importante y por eso digo que es política. "Ghost Rider" es a la vez una advertencia y un llamado a las armas, un llamado a la juventud a ser joven.



Suicide no caía en lo básico, en lo fácil, en gritar "Anarchy in the USA", pero no por eso eran menos políticos. Sobre todo, no caían en la demagogia. Porque ese es uno de los principales problemas de la política en la música, nunca se intenta convencer a nadie que no esté previamente convencido. Al contrario de la política partidaria, en la música no se intenta convencer a nadie y no se intenta ganarle a nadie, por lo tanto solo se le habla a la gente que quiere escucharlo y no se discute nada. Cualquier banda que canta en contra de los políticos, de la religión o de la situación mundial sabe de antemano que sus oyentes están de acuerdo con él, por lo tanto, cae en la demagogia.

En la tesis 62 de La sociedad del espectáculo Guy Debord decía, "Donde se ha instalado el consumo abundante, una oposición espectacular principal entre jóvenes y adultos proyecta en primer plano los falsos roles; puesto que en ninguna parte existe el adulto, dueño de su vida, y la juventud, el cambio de lo existente, no es en modo alguno propiedad de quienes son ahora jóvenes, sino del sistema económico, el dinamismo del capitalismo. Son las cosas las que reinan y son jóvenes; las que se desplazan y se reemplazan a sí mismas." Teniendo en cuenta esto, ¿era más revolucionario ser efectivamente joven y rebelde, buscar esa capacidad de cambiar lo existente o levantar banderas al grito naïve de "I'm so bored with the USA"? Me parece que la respuesta es clara.