Dando el brazo a torcer
Por mucho tiempo sostuve que Stereolab era una cagada. No sé muy bien porque. Ni siquiera me había molestado en escuchar mucho. Simplemente no me había interesado lo que conocía, a eso se sumó algún prejuicio no identificado y pensé por mucho tiempo que odiaba a Stereolab.
Hace un par de meses mi amigo Federico se bajó el Transient Random-Noise Bursts with Announcements y no sé cuanto lo escuchó (tal vez hizo como yo) pero lo odio y me dijo que si lo quería me lo regalaba (lo había copiado en cd-a para escucharlo). Hace poco en la casa vi el disco y me acordé de lo que había dicho y me lo llevé. Y me encantó.
El disco es una genialidad llena de melodías monótonas de sintetizador que avanzan con el motorik en piloto automático probando una vez más eso de "repetition is a form of change". Los 18 minutos épicos de "Jenny Ondioline" son el tipo de cosas a las que uno no puede ser indiferente y menos olvidarse fácilmente. Todo es tan kraut como puede llegar a ser.
Lo más interesante no fue en realidad descrubir un gran disco sino verme obligado a cambiar de opinión sobre una banda que creía odiar. Comúnmente es un momento vergonzoso tener que arrepentirse uno de sus propias opiniones, pero no me sentí así para nada ni me estoy sintiendo asi ahora. ¿Por que tendría que hacerlo? Aunque los melómanos maniáticos usualmente pretendemos saber todo (o al menos más que los demás), ¿qué gracia tendría en realidad si eso fuera cierto? ¿seguiría siendo interesante si no pudiésemos arrepentirnos o cambiar de opinión o simplemente aprender a escuchar las cosas de otra manera? Aún así ver gente dando el brazo a torcer especialmente en este ámbito no es lo más común, el nerd musical promedio jamás admitiría que se equivocó en su juicio sobre una banda. Es algo que tendrían que probar cada tanto. No es tan malo
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